En diciembre de 2006 la revista Time resumió en una inédita portada-espejo la democratización de la llamada web 2.0 nombrando "personaje del año" a los auténticos protagonistas de la anónima revolución colectiva: los propios usuarios.
Cuatro años después, la victoria de Facebook como principal catalizador de dicha revolución on-line, se enfrenta a una disputada paternidad a tres bandas en el drama judicial La red social.
La tarea de mostrar los turbulentos inicios de la socialización virtual gestada en el elitista entorno de Harvard, corre a cargo del prometedor tándem Fincher-Sorkin.
En 120 minutos de cronometrado metraje, el prestigioso director de títulos como Seven o El Club de la lucha y el maestro del storytelling responsable del éxito de El Ala Oeste de la Casa Blanca, esbozan los complejos claroscuros de un geek que ha logrado traducir los impersonales ceros y unos en una efectiva plataforma emocional interconectada a nivel mundial. En contrapartida, el feedback obtenido por la red social gracias a las polémicas políticas de privacidad y el striptease informativo de sus integrantes, queda rentabilizado a través de los anunciantes, manteniendo a su visionario creador como el multimillonario más joven de la historia (arrogancia incluida).
Con medio billón de usuarios en continuo ascenso y una próspera previsión de salida a Bolsa, todo parece indicar que, a día de hoy, aquel mítico número de Time sólo podría reflejar un único rostro: el de Mark Zuckerberg.
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