lunes, 15 de febrero de 2010

Tea-Baggin

El pasado 16 de noviembre, la súper estrella mediática Oprah Winfrey escenificó a modo de exclusiva mundial la reaparición política de Sarah Palin en una entrevista con descafeinadas preguntas previo pacto en la que, además, la ex candidata a vicepresidenta iniciaba la promo de su autobiografía "Going Rogue, An american life".
Ante la previsible conversación de sobremesa frente al sofá de Oprah -en la que lo más interesante fue constatar que, pese a la parodia Who's Nailin Paylin, las páginas del libro distan mucho de las memorias de Linda Lovelace- habrá que conformarse con la versión edulcorada ofrecida por la hockey mom -que pasea a su hijo con Síndrome de Down por los platós de televisión como complemento político- al tiempo que su ex yerno se recupera de las agujetas del gym para contraatacar luciendo palmito en la portada del Playgirl de marzo.
Sin embargo, con los ojos puestos en la hipotética candidatura presidencial de 2012 y un Obama dedicado a los complejos asuntos internos por imperativo electoral, sorprende pensar que, elevada sobre sus catorce centímetros de tacón, Sarah Palin pueda acabar gustando por los mismos motivos por los que, en parte, George W. Bush acabó ocupando finalmente la Casa Blanca.
Prueba de ello es su comodidad ante audiencias a priori poco exigentes -aunque igualmente decisivas- que, organizadas localmente a través de grassroots, terminan abanderando visceralmente las ideas más radicales contra el Gobierno demócrata, como es el caso de la Tea Party Convention cuyo primer aniversario contó con Palin como oradora de honor.
Las subidas de impuestos o el intento de reforma sanitaria son consideradas por los integrantes de este grupo -que toma su nombre del motín de 1773 en el que los colonos americanos se rebelaron contra la corona británica tirando por la borda todo el cargamento de té en el puerto de Boston- como una excesiva intervención del Estado en sus vidas que restringe sus libertades constitucionales, llegando a considerar al presidente un "racista de los blancos".
Mientras tanto, Palin sigue haciendo caja. Sabe que si todo empeora siempre podrá sustituir a su doble en el musical inspirado en Barack Obama interpretándose a sí misma o, ya puestos, a la propia Belén Esteban en ¡Mira quién baila!.
Al fin y al cabo, nadie notaría la diferencia.





domingo, 14 de febrero de 2010

Medium

El inevitable acercamiento de esta fecha unido al reciente anuncio de cierre de El Bulli, hizo que el otro día Dalí, frustrado ante la temporal retirada de su probable discípulo postmoderno, me eligiera excepcionalmente como medium para recomendaros Les diners de Gala.
Por tanto, entre el surrealismo de ultratumba y el del mundo real, el pintor -que comienza confesando su infantil anhelo de haber llegado a ser cocinero-, se sale del marco para comulgar con los comensales en un libro diseñado e ilustrado por él mismo en honor a su esposa Gala, dejando que el pincel sustituya a los cubiertos, y el óleo de paso a una variopinta puesta en escena culinaria con 136 recetas agrupadas en 12 categorías pensadas para el placer sin remordimientos.



jueves, 11 de febrero de 2010

McQueen

Apenas una semana después del fallecimiento de su madre, el hallazgo del cuerpo sin vida del diseñador Alexander McQueen a pocos días de la London Fashion Week conmociona al mundo de la moda.
El sabio equilibrio entre el exquisito clasicismo forjado en Saville Row y la trasgresión impulsada por el Saint Martins College, le valió a la promesa británica del East End londinense cuatro premios al Best British Designer of the Year, consolidándolo como el indiscutible heredero generacional de la mejor Vivienne Westwood.
Apoyado hasta el final por su excéntrica descubridora y amiga Isabella Blow -que en los primeros pasos del diseñador llegó a adquirir su colección de graduación completa-, McQueen dejó latente en cada uno de sus desfiles la personal atracción que sentía por la belleza extraída de la oscuridad.
Teatral y cinematográfico, el agua y el fuego pronto dieron paso a innovadoras muestras de genialidad tecnológica, incluyendo video-proyecciones , pioneras retransmisiones on line, o la famosa aparición de Kate Moss en forma de holograma ante la unánime aclamación de un público estupefacto.
El resto de su legado más reciente quedará para siempre resumido en Bad Romance, el último clip de Lady Gaga perteneciente a la reedición de su álbum debut The Fame, otra rara avis cuya evanescencia podría llegar a ser similar, aunque por motivos bien diferentes.