lunes, 26 de diciembre de 2011

Last

"We've said what we wanted to with BUTT on paper. It has been an incredible joy to do all this together with readers, who have often become contributors and friends and part of the ever-expanding BUTT family" - Gert Jonkers y Jop van Bennekom

lunes, 12 de diciembre de 2011

Anger (II)

El MOCA de Los Ángeles ha reunido en una fantástica exposición el críptico mundo interior de uno de los cineastas más innovadores e influyentes del panorama estadounidense: Kenneth Anger.
Desde su debut a los 17 años con Fireworks, Anger marcó el punto de partida de un misterioso aquelarre del que todo espectador acaba siendo partícipe, inducido a comulgar con unos códigos visuales inéditos hasta el momento. Considerado un discípulo del famoso ocultista británico Aleister Crowley, la fascinación de Anger por el esoterismo y las sociedades secretas, dotó a su filmografía de una potente carga simbólica presente tanto en las célebres obras de sus inicios -Inauguration of the Pleasure Dome, Invocation of my Demon Brother, o Lucifer Rising- como en una de sus colaboraciones más recientes con la firma italiana Missoni.
No obstante, el cortometraje que sin duda concentra todo el universo Anger, es Scorpio Rising. En apenas treinta minutos, el cineasta californiano nacido en pleno Beverly Hills, recoge su particular celebración de la mítica Walpurgisnacht protagonizada por las sugerentes imágenes de una pandilla de moteros procedente de Brooklyn. Al igual que en la mayoría de sus películas, la música sustituye cualquier posibilidad de diálogo, convirtiéndola en su elemento más transgresor hasta el punto de que Martin Scorsese admitió haber empezado a utilizar canciones pop como banda sonora a raíz de Kenneth Anger.
Así, si en Kustom Kar Komandos el "Dream Lover" de Bobby Darin acompañaba a su protagonista en la meticulosa customización de su Ford Hot Rod, en Scorpio Rising serán temas como "He's a rebel" de The Crystals, "(You're the) Devil in Disguise" de Elvis Presley, o "Blue Velvet" de Bobby Vinton -adelantándose a David Lynch- los que completarán la narración a modo de voz en off.
El deliberado contraste entre la apropiación de esta música popular -arrebatada directamente del mainstream-, y la imagen sobre la que finalmente se yuxtapone, crea un ambiente de romantizada violencia y una erotización fetichista entorno a las motos en lo que Matthew Tinkcom describe como un "elemento narcisista de identificación" en tanto al símbolo de masculinidad que éstas representan.
La imagen de Marlon Brando en "The Wild One" o de James Dean en "Rebelde sin causa" se suman a la iconografía pop del filme, donde el cuero y el polémico uso de parafernalia nazi se contrarresta con la intermitente aparición de Nelson Leigh interpretando al mismísimo Jesucristo en "The last journey to Jerusalem".
Por otra parte, Kenneth Anger también sigue siendo a día de hoy ampliamente reconocido por su faceta de escritor. Nieto de una de las guardarropas que trabajaba en Hollywood, Anger buceó por la llamada edad de oro de los famosos estudios cinematográficos dejando constancia en el libro Hollywood Babylon de sus mayores escándalos.



lunes, 5 de diciembre de 2011

Crash (II)

Por un instante, el pasado tres de abril miles de personas en todo el mundo se plantearon a lo largo del día una misma pregunta: ¿Dónde está Ai Weiwei?. Y es que a partir de ese domingo y durante casi tres meses, el artista y disidente chino más influyente del mundo estuvo en paradero desconocido tras haber sido detenido en el aeropuerto de Pekín, cuando trataba de coger un avión con destino a Hong Kong.
Sin embargo, dada la trayectoria de Weiwei, resulta inevitable pensar que, detrás de los supuestos "delitos económicos" de los que se le acusó, en realidad no hubiera un intento por parte de las autoridades chinas de intentar silenciar de nuevo una voz discordante, aplicando una censura similar a la que en 2009 impidió conmemorar el vigésimo aniversario de la matanza estudiantil en la famosa plaza de Tiananmen.
Hijo del famoso poeta Ai Qing -represaliado y deportado durante la Revolución Cultural-, Weiwei fundó a finales de los setenta el grupo "The Stars", considerado el precursor del arte contemporáneo chino. En 1981 decidió mudarse a Nueva York, donde se instaló algo más de una década, lo que le permitió entrar en contacto con corrientes como el dadaísmo, el minimalismo o el pop art. Una vez de regreso a China, Weiwei co-fundó la "Chinese United Overseas Artist Association" y en el año 2000 comisarió la polémica exposición "Fuck-Off" en Shangay que terminó siendo clausurada por la policía. No obstante, al margen de esta puntual publicidad gratuita, lo subversivo de las obras de Weiwei sigue residiendo más en su contenido que en su continente. En este sentido, nada es casual.
Un ejemplo reciente lo encontramos en "Sunflower Seeds", la instalación con la que en 2010 llenó los 1000 metros cuadrados de la Sala de las Turbinas de la Tate Modern londinense con 100 millones de pipas de porcelana. Una alusión muy poco inocente que, en palabras del crítico de arte Philippe Dagen, "hace referencia al dogma maoísta según el cual el pueblo chino debía girarse hacia su jefe supremo al igual que los girasoles se giran hacia el Sol".
En otra ocasión, la acción consistió en destruir un jarrón de la dinastía Han con la que, a modo de catarsis, se destruían también los tradicionales valores históricos y culturales asociados a él y que hasta entonces parecían intocables. De nuevo la cerámica como hilo conductor, no sólo por el hecho de representar la industria china por excelencia, sino también por ser el mismo material utilizado por uno de sus ídolos: Marcel Duchamp.