martes, 19 de abril de 2011

EGOÏSTE

Admitámoslo, ha sido una larga espera desde aquellas flamantes portadas protagonizadas por Natalia Vodianova y Bernard-Henri Lévy en los dos últimos tomos de la icónica revista EGOÏSTE hace ya cuatro años. Acostumbrados a su caprichosa periodicidad desde que irrumpiera en el mercado trendy francés a finales de los setenta, el anuncio de un inminente nuevo número de esta publicación de culto -hasta la fecha únicamente comparable a la irrepetible Façade de Alain Benoist-, EGOÏSTE promete volver dispuesta a satisfacer con creces las expectativas creadas entre sus fieles lectores. Dirigida con el perfeccionismo y la habitual excelencia de Nicole Wisniak, la revista que antaño contó con el talento de fotógrafos como Richard Avedon, Bettina Rheims o Ellen von Unwerth reivindicará en breve el espacio que le corresponde entre vuestras estanterías.



domingo, 10 de abril de 2011

Kubrick (II)

La Cinémathèque francesa acoge por primera vez una exposición itinerante recopilando cronológicamente el influyente legado de Stanley Kubrick.
La versatilidad del director neoyorquino queda patente en cada rincón de las dos inmensas salas repletas con el material original presente a lo largo de su carrera, desde la ópera prima "Fear and Desire" hasta los proyectos fallidos como "Napoleón" -de quien incluso tenía una pequeña biblioteca para documentar fielmente su visión del emperador francés- que finalmente nunca vieron la luz. Meticuloso y disciplinado, Kubrick ahondó como nadie en el sinsentido de la guerra y la conflictiva dualidad del ser humano reflejada desde las trincheras de la I Guerra Mundial -"Senderos de gloria"-, hasta los años de la Guerra Fría -"Teléfono Rojo. Volamos hacia Moscú"-, o la Guerra de Vietnam -"La chaqueta metálica"-. A pesar de poseer un talento que los censores siempre trataron de acotar, el cineasta abordó sin complejos su personal adaptación de polémicas obras como la "Lolita" de Nabokov, "El resplandor" de Stephen King, o "La naranja mecánica" de Anthony Burgess -por la que llegó a recibir amenazas de muerte- haciendo gala de su gusto por el diseño, las artes plásticas y la decoración futurista con la que ya había experimentado en "2001, Odisea en el espacio" -su primera película financiada gracias al product placement de las marcas que en 1968 se animaron a esbozar cómo sería nuestra relación con la cotidianidad espacial a 33 años vista-. Sin olvidar la onírica "Eyes Wide Shut" -estrenada poco después de la muerte de Kubrick en 1999-, la exposición deja para el final la precoz faceta fotográfica del director, que entre 1945 y 1951 publicó casi un millar de instantáneas colaborando con la prestigiosa revista "Look". Además, la Cinémathèque ofrece hasta el 31 de julio una retrospectiva de toda la filmografía de Kubrick intercalada con numerosas conferencias en torno a su valiosa obra que sin duda la harán aún más grande.





domingo, 3 de abril de 2011

Before (II)

Dos años después del exitoso recibimiento de The September Issue, "Bill Cunningham New York" retoma los entresijos del mundo de la moda en versión documental encandilando a público y crítica a partes iguales.
Con una expectación notablemente superior a recientes lanzamientos como "L'Amour Fou" (Yves Saint Laurent), o "Do It Yourself" (Vivienne Westwood), la cinta pretende reflejar el antropológico trabajo desempeñado por el fotógrafo Bill Cunningham en las calles de Nueva York, mucho antes de la omnipresente figura de Scott Schuman. Residente en la ciudad que nunca duerme desde 1948, la guerra de Corea interrumpió su labor como debutante sombrerero que a su regreso sustituiría por diversas colaboraciones con Women's Wear Daily, el Chicago Tribune, o la revista Details. Sin embargo, es a través de la emblemática sección "On the street" del New York Times donde mejor se resume la visión de la moda del fotógrafo desde que David Montgomery le regaló su primera cámara a mediados de los sesenta. Fue entonces cuando se dio cuenta de que a las tendencias mostradas por los diseñadores en sus desfiles, difundidas después por la prensa especializada, le faltaba un ingrediente fundamental: la calle.
Con la única compañía de su inseparable bicicleta de segunda mano, Cunningham logró sumar la ecléctica reinterpretación de las nuevas propuestas en el público de a pie a su habitual cobertura en pasarela y eventos sociales rodeado de la jet-set, cerrando con coherencia un círculo cuya única condición consistía en fotografiar lo excepcional independientemente de quien lo llevara, aunque ello trajera consigo ver a Anna Wintour -quien confesó que "todos se visten para Bill"- a la misma altura que el resto de los mortales. Son los daños colaterales que hay que asumir al caer en manos de un auténtico maverick.