lunes, 12 de diciembre de 2011

Anger (II)

El MOCA de Los Ángeles ha reunido en una fantástica exposición el críptico mundo interior de uno de los cineastas más innovadores e influyentes del panorama estadounidense: Kenneth Anger.
Desde su debut a los 17 años con Fireworks, Anger marcó el punto de partida de un misterioso aquelarre del que todo espectador acaba siendo partícipe, inducido a comulgar con unos códigos visuales inéditos hasta el momento. Considerado un discípulo del famoso ocultista británico Aleister Crowley, la fascinación de Anger por el esoterismo y las sociedades secretas, dotó a su filmografía de una potente carga simbólica presente tanto en las célebres obras de sus inicios -Inauguration of the Pleasure Dome, Invocation of my Demon Brother, o Lucifer Rising- como en una de sus colaboraciones más recientes con la firma italiana Missoni.
No obstante, el cortometraje que sin duda concentra todo el universo Anger, es Scorpio Rising. En apenas treinta minutos, el cineasta californiano nacido en pleno Beverly Hills, recoge su particular celebración de la mítica Walpurgisnacht protagonizada por las sugerentes imágenes de una pandilla de moteros procedente de Brooklyn. Al igual que en la mayoría de sus películas, la música sustituye cualquier posibilidad de diálogo, convirtiéndola en su elemento más transgresor hasta el punto de que Martin Scorsese admitió haber empezado a utilizar canciones pop como banda sonora a raíz de Kenneth Anger.
Así, si en Kustom Kar Komandos el "Dream Lover" de Bobby Darin acompañaba a su protagonista en la meticulosa customización de su Ford Hot Rod, en Scorpio Rising serán temas como "He's a rebel" de The Crystals, "(You're the) Devil in Disguise" de Elvis Presley, o "Blue Velvet" de Bobby Vinton -adelantándose a David Lynch- los que completarán la narración a modo de voz en off.
El deliberado contraste entre la apropiación de esta música popular -arrebatada directamente del mainstream-, y la imagen sobre la que finalmente se yuxtapone, crea un ambiente de romantizada violencia y una erotización fetichista entorno a las motos en lo que Matthew Tinkcom describe como un "elemento narcisista de identificación" en tanto al símbolo de masculinidad que éstas representan.
La imagen de Marlon Brando en "The Wild One" o de James Dean en "Rebelde sin causa" se suman a la iconografía pop del filme, donde el cuero y el polémico uso de parafernalia nazi se contrarresta con la intermitente aparición de Nelson Leigh interpretando al mismísimo Jesucristo en "The last journey to Jerusalem".
Por otra parte, Kenneth Anger también sigue siendo a día de hoy ampliamente reconocido por su faceta de escritor. Nieto de una de las guardarropas que trabajaba en Hollywood, Anger buceó por la llamada edad de oro de los famosos estudios cinematográficos dejando constancia en el libro Hollywood Babylon de sus mayores escándalos.



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