miércoles, 17 de noviembre de 2010

Rebirth (II)

Aterrizar en el Nueva York de los 70 retratado por Allan Tannenbaum traía consigo lidiar con la bipolaridad de una ciudad que compaginaba a partes iguales la marginalidad de barrios destruidos por la crisis con una jet-set que, entre neones y música disco, consolidaba su status en la pista de baile de Studio 54.
Paralelamente, la escena underground daba cuenta de su habitual mestizaje ampliando su círculo a nuevos artistas como la estilista y diseñadora Maripol. Apenas salida de la escuela de Bellas Artes, esta francesa criada en Marruecos supo pronto seducir a la new wave neoyorquina desde la revolucionaria Fiorucci de la calle 59 que, más allá de una simple boutique, albergó la primera exposición de Keith Haring o el lanzamiento in situ de un número de Interview en presencia de Andy Warhol y Truman Capote.
El comienzo de los ochenta y el insomnio crónico como filosofía de vida, provocaron el primer encuentro entre Maripol y una principiante Madonna en la discoteca ROXY de Manhattan. La amistad entre ambas propició una sesión fotográfica en el hotel Saint Regis a cargo de Steven Meisel para la carátula del LP Like a Virgin en el que la futura súper-estrella del pop convertida en la novia de América trash lucía la icónica bisutería de Maripol diseñada a partir de objetos industriales.
Este contacto privilegiado con figuras emergentes -Glenn O'Brien, Grace Jones, Jean Michel Basquiat...- mediado en buena parte por su inseparable Polaroid SX 70, quedó inmortalizado en el libro Maripolarama, hermano menor del fantástico Little Red Riding Hood recién publicado que recoge la trayectoria de una artista tan interesante como la irrepetible época en que le tocó vivir.







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