El día en que los indignados decidieron reorganizar su protesta abandonando la Puerta del Sol en favor de la constitución de asambleas barriales, también dejaron claro un mensaje: "Sabemos el camino de vuelta". Y así lo demostraron ayer las miles de personas que, desobedeciendo la hora límite fijada por la Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes -ese frustrado ejemplo de Cenicienta superado por la multitud indignada-, se volvieron a dar cita de forma masiva en el kilómetro cero donde hace apenas un año se inició la llamada "spanish revolution".
Un necesario toque de atención ciudadano que, en vísperas del primer aniversario del movimiento, parece estar condenado a aceptar con resignación los dramáticos recortes que, viernes tras viernes, se escenifican a través de los Consejos de Ministros y las performance en que se han convertido sus posteriores ruedas de prensa. Todo ello unido a polémicas como la del caso Urdangarín o la reciente caída de Bankia, dio pie a consignas como "Asumo mis deberes, devuélvanme mis derechos".
Paralelamente, algunos ex trabajadores del diario Público lograron reencontrarse con la calle en formato impreso difundiendo un número especial de 32 páginas dedicado al 15-M gracias a la microfinanciación obtenida a través de la web Verkami. Por si todo esto fuera poco, el Ateneo de Madrid cuenta hasta el próximo 20 de mayo con una exposición que recoge fotografías, una réplica de la acampada que se vivió en Sol, y diversas proyecciones en vídeo con las acciones llevadas a cabo hasta el momento. Continuará...
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