jueves, 23 de febrero de 2012

Target

Si hace un par de semanas Samuel Aranda llevaba a las primeras páginas de los periódicos el horror de la guerra congelado en la instantánea vencedora del prestigioso World Press Photo, esta mañana ese mismo horror venía trágicamente acompañado de nombres y apellidos.
Así, mientras Francia llora la pérdida de Rémi Ochlik -la joven promesa francesa del fotoperiodismo que, con tan sólo 28 años, ya había visto sus fotografías publicadas en el Wall Street Journal o Paris Match-, el Reino Unido hace lo propio con la corresponsal que marcó una generación: Marie Colvin. Apodada 'la pirata' por sus compañeros desde que en 2001 perdió su ojo izquierdo mientras cubría la guerra civil en Sri Lanka, Marie Colvin sumó a sus espaldas una docena de guerras que siempre cubrió en primera línea de fuego desde sus inicios como corresponsal en Oriente Medio para el diario británico The Sunday Times.
Su firme voluntad por denunciar in situ la hemorragia que sufren los países árabes, la convirtió en un omnipresente testigo cuya voz clamó especialmente por los civiles masacrados diariamente sin piedad. Probablemente sea lo que, el periódico que en estos momentos debería estar recibiendo sus crónicas, llamaba esta mañana "el precio de la verdad".



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