París conmemora el 50 aniversario del nacimiento de Jean Michel Basquiat convirtiendo el Musée d'Art Moderne de la Ville y el estreno del inédito film de Tamra Davis "The Radiant Child" en obligados puntos de peregrinación.
En 1979 el anuncio de la muerte de SAMO en los muros del SoHo dio paso a una ingente cantidad de obras donde puertas, ventanas, frigoríficos y, finalmente, lienzos, comenzaron a mostrar la agresiva gestualidad neo expresionista del joven Basquiat en un momento de marcado triunfo minimalista. Fascinado desde los ocho años por las ilustraciones de Anatomía de Gray -el famoso libro que su madre le regaló mientras se recuperaba del atropello de un coche-, las eclécticas influencias de Basquiat incluían desde el Guernica de Picasso y el action painting de Pollock hasta los collages de Robert Rauschenberg o Jasper Johns.
Sin embargo, el boom del nuevo star-system -impulsado por la explosión de los mass media y la conversión de Nueva York en la ciudad-laboratorio perfecta para el testeo de neo celebrities- no impidió a Basquiat reafirmar su negritud, coronando a sus ídolos del mundo del boxeo, el baloncesto, o el jazz hasta hacerse con la portada del New York Times Magazine como el primer artista plástico negro. Un triunfo más para el proclamado "equivalente artístico de James Dean" que, a pesar de ser el más joven en exponer en el Documenta 7 de Kassel, participar en la prestigiosa Gagosian Gallery, o haber tenido las puertas abiertas al mercado europeo de la mano del suizo Bruno Bischofberger embutido en trajes de Armani, no pudo evitar sentirse como "la mascota del arte contemporáneo".
Si bien hubo malas experiencias -como cuando en sus inicios la galerista Annina Nosei que aceptó acogerle en el sótano de su galería vendía sus cuadros aún sin terminar ante la voracidad de los coleccionistas-, los intentos de Basquiat por legitimar su arte en igualdad de condiciones respecto a otros colegas como Julian Schnabel dieron lugar en su última etapa a una colaboración con Andy Warhol acogida con frialdad por la crítica. La relación paterno-filial creada entre ambos se vio truncada en 1987 con la muerte del padre del pop, sumiendo a Basquiat en una depresión agudizada por el habitual consumo de drogas. El "niño radiante" al que hacía referencia el poeta y escritor René Ricard en el reportaje que le dedicó en la influyente Artforum -profetizando que "nadie querría formar parte de una generación que ignoraba a otro Van Gogh"- se desvanecía como el jinete que cae del caballo, hasta que en 1988 fue hallado muerto en su apartamento a causa de una sobredosis.
En esta ocasión, la realidad pudo con el happy ending.
No hay comentarios:
Publicar un comentario