Hace 30 años, Edo Bertoglio convirtió veinticuatro horas en la vida de Jean Michel Basquiat en una fábula urbana de culto titulada New York Beat.
Producida por Maripol -pareja del fotógrafo suizo en aquella fecha-, el guión del film -rebautizado Downtown 81 en el año 2000-, corresponde al célebre crítico musical de la warholiana revista Interview Glenn O'Brien, uno de los primeros que, a lo Paloma Chamorro, dio carta blanca en su vanguardista programa TV Party a un Basquiat aún semi-incógnito refugiado tras el pseudónimo "SAMO" -alter ego con el que firmaba los poéticos graffitis que inundaban el Lower East Side de Manhattan a finales de los setenta-.
Al igual que en los iniciales pasos cinematográficos de Almodóvar respecto a la movida -"Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón" (Kaka de Luxe) y "Laberinto de pasiones" (Almodóvar & McNamara)-, la apuesta a nivel musical de Downtown 81 demuestra también estar a la altura del efervescente panorama artístico que se respiraba tras las puertas de templos underground -ya extintos- como los míticos Mudd Club o CBGC donde James White and the Blacks, Kid Creole and the Coconuts, DNA, Suicide, o GRAY -el propio grupo de Basquiat y Vincent Gallo inspirado en John Cage- experimentaban en cada espectáculo con los sonidos del futuro.
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