Cuando mi amiga Carolina supo que iba a ver a The Drums sin que ella pudiera acompañarme, me pidió que le hiciera una pequeña crónica del concierto, así que, como diría Fernando Márquez "El Zurdo", este post es para ti.
Todo empezó el pasado viernes, cuando el reloj apenas marcaba las siete de la tarde. Y, aunque parezca mentira, ahí estábamos, haciendo cola a semejantes horas rodeados por un serpenteante reguero de quinceañeros que apuraba con ansiedad las últimas caladas del pitillo antes de entrar. Unos treinta minutos después ya estábamos buscando el alcohol en la barra del Bataclan, la mítica sala parisina en la que berrearon los iconos más representativos del punk británico, estadounidense o francés (donde por haber, también hubo unos cuantos).
Dos lingotazos de whisky mientras ocupábamos las primeras filas terminaron por conectarme definitivamente con el espíritu de Alain Pacadis, y, cuando me di cuenta, Lescop ya estaban en el escenario presentando 'éponyme', un EP muestra del mejor electro-pop francés altamente recomendable para quienes sepan apreciar la diferencia entre Elli & Jacno y David Guetta. Una vez caldeado el ambiente, el telón de fondo que durante todo este tiempo rezaba The Drums en letras gigantes cobró por fin todo su sentido, y los de Brooklyn recogieron el testigo debutando con el enérgico 'What You Were', uno de los cortes iniciales de ese Portamento con el que siguen recorriendo el mundo.
A partir de ese momento, Jonathan Pierce y los suyos se entregaron por completo al público, escudándose en los infecciosos estribillos que encierran temas como 'Me And The Moon', 'Forever And Ever Amén', o el que fuera el primer single de este segundo disco e irremediable transmisor del actual espíritu de nuestra época: 'Money'. Hubo que esperar a las nostálgicas 'Days', 'How It Ended' o 'The Future' -tema tras el cual abandonaron el escenario- para rebajar el éxtasis inicial al terreno de las emociones. De vuelta, la experimental 'Searching For Heaven' -ese deliberado paréntesis que inevitablemente deja volar nuestra imaginación hacia los nuevos derroteros que podría tomar el grupo-, ponía la nota electro al repertorio final en el que al baladón 'Down By The Water' se le sumó contra todo pronóstico 'Let's Go Surfing'.
Un cierre potente e imprevisible que parece reconciliar al fin a la banda con ese primer himno con el que se dieron a conocer en aquel Summertime! y que desde entonces nos lleva a hacer cola un viernes a las siete de la tarde.
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