viernes, 21 de octubre de 2011

#BorrandoaETA (I)

A un mes de que previsiblemente Mariano Rajoy se convierta en el nuevo presidente del Gobierno, la banda terrorista ETA ha despejado al fin los rumores de las últimas semanas anunciando a través de un comunicado el "cese definitivo de su actividad armada". Basta con recordar el asesinato de Isaías Carrasco dos días previos a los pasados comicios electorales de 2008 para, en principio, celebrar el hecho de que en esta ocasión ETA haya optado por contribuir ofreciendo tinta en lugar de sangre.
Calificado ya por algunos medios como "histórico", al comunicado difundido ayer a las siete de la tarde le siguieron las primeras valoraciones políticas de los ex ministros del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy. Así, mientras el popular se felicitaba porque este anuncio se había logrado "sin concesiones políticas", el socialista afirmaba emocionado: "la democracia nos ha llevado hasta aquí y la democracia sabrá conducir la etapa que hoy se abre".
Sin embargo, si en los últimos años alguien merecía dar esta noticia - especialmente tras el atentado de la T4 de Barajas- es Jose Luis Rodríguez Zapatero. En el amargo epílogo de su carrera política al frente del Gobierno, el aún presidente -cuya lucha antiterrorista padeció en numerosas ocasiones el inédito rechazo del principal partido de la oposición- recordó que "la nuestra será una democracia sin terrorismo, pero no una democracia sin memoria" sin olvidar el decisivo papel de Nicolás Sarkozy, "con quien tendremos una perpetua deuda de gratitud y solidaridad".
De cumplirse de una vez por todas la noticia que desde hoy todos celebramos, queda por delante un futuro lleno de incógnitas en el que, sin duda, la izquierda abertzale deberá estar a la altura del cambio que tantas veces se le ha negado al conjunto de la sociedad vasca y, por extensión, al resto de los ciudadanos de un país que esta noche dormirá un poco más esperanzado.



1 comentario:

  1. Podría repetir lo que puse en el face, también puedo afirmar que tienes razón de que era una satisfacción que Zapatero se merecía, aún más teniendo en cuenta las horas amargas que parecen avecinarse, políticamente hablando, a no ser que los ciudadanos logremos equilibrar la balanza.

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