domingo, 27 de marzo de 2011

About (II)

Quentin Bajac ha logrado en su fantástico libro-entrevista "Martin Parr por Martin Parr" que el excepcional fotógrafo británico accediera por primera vez a poner palabras a cuatro décadas de disparos ininterrumpidos.
Superada la polémica que suscitó su ingreso en la elitista agencia Magnum en 1994 -cuyo principal fundador, Henri Cartier Bresson, llegó a escribirle refiriéndose a él como "alguien que venía de otro planeta" tras asistir a una de sus exposiciones-, Martin Parr continuó desechando la fotografía en blanco y negro marca de la casa reivindicando tanto su estilo como el legítimo empleo del cromatismo abanderado por el colorista americano Joel Meyerowitz, a quien profesaba una gran admiración. Con una estética aparentemente próxima a la publicidad y la fotografía de moda -en la que también hizo sus primeros pinitos gracias a los encargos de la revista italiana "Amica"-, lo cierto es que Parr supo más bien jugar con las reglas propias del sistema devolviéndole en contrapartida sus subversivas imágenes, cargadas de dudosa inocencia y sutil ironía.
Sin ocultar su manifiesto interés por el consumismo y el lifestyle de la clase media en su Inglaterra natal -a la que consideraba fotográficamente virgen respecto a la documentación relativa a la clase obrera-, la obra de Parr constituyó paralelamente el azote visual que evidenciaba las desiguales consecuencias de las transformaciones políticas y sociales de la era Thatcher hasta que la dama de hierro agotó su último mandato -tal y como reflejó en su momento la publicación de "Signs of the Times", encargada de dar por concluido el esperado final de un ciclo que David Cameron parece dispuesto a repetir-. Además de su obsesión por el coleccionismo kitsch -que abarca desde relojes estampados con la imagen de Saddam Hussein hasta postales de John Hinde-, y su reciente inmersión en el excéntrico mundo del lujo dominado por los petrodólares, otro de los ejes capitales de su obra gira en torno a las paradojas del turismo globalizado como el caso del "American Dream Park" de Shanghai: un particular Disneyland 'made in China' donde sus propietarios acogen con los brazos abiertos al mundo occidental relegando definitivamente el Libro Rojo a calzar aquella pata de la mesilla que cojeaba desde hace tiempo. Pura bricomanía postmoderna.





1 comentario:

  1. Perdone que no venga al caso, pero parece que Bernard Arnault ha optado por repetir estratégia para LVMH... como ya había realizado con J.G en su día no?
    Estoy impaciente por ver a Tisci al frente... ummm me inquieta

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