sábado, 25 de julio de 2009

Polvo

"Efecto souvenir. Fetiches de viaje, más allá de los tópicos" es la última de las cinco actividades englobadas en el programa Turismo. Espacios de ficción desarrollada en el seno del nuevo centro Disseny Hub Barcelona (DHUB) dedicado a promover el conocimiento, buen uso y comprensión del mundo del diseño en los distintos ámbitos de esta disciplina.
La variedad de museos internacionales colaboradores permitirán al visitante inmiscuirse en una variopinta atmósfera al puro estilo Las Vegas en la que más de uno se sentirá plenamente identificado. Recreada mediante una selección de souvenirs cuya metáfora de la experiencia turística vivida ha ido calando en el imaginario colectivo hasta el punto de representar icónicamente una ciudad, un personaje célebre o, incluso, un determinado periodo histórico, la exposición destaca los conceptos de fetichismo y nostalgia asociados a la adquisición de este tipo de objetos por los miles de turistas que cada año pueblan destinos como Nueva York, París o Roma,centrando gran parte de su recorrido temático en los orígenes y evolución del souvenir, sin olvidar sus aportaciones al actual fenómeno de la souvenización amparado por el inagotable universo kitsch.
Este término germano de imposible traducción, ha sido ampliamente analizado por el escritor Umberto Eco en su decisiva obra "Apocalípticos e integrados", ubicando su primera aparición hacia la segunda mitad del siglo XIX, cuando los turistas americanos que deseaban adquirir un cuadro barato pedían un bosquejo -sketch- en un intento de emular a las clases elevadas que él denomina happy few. Del comercio de esta mentira -continúa-, vendría la palabra que representa la vulgaridad -en clara referencia al consumo ejercido por la cultura de masas-, deseosa de obtener fáciles experiencias estéticas. Otra opción podría hallarse en la traducción de los verbos kitschen, -equivalente a "amañar muebles haciéndolos pasar por antiguos"-, o verkitschen, que quiere decir "vender barato".
Afortunadamente, el talento y la ironía de artistas como Martin Parr, Jeff Koons o Pierre Blanc -creador de una serie de impagables vajillas rockocó customizadas por iconos del heavy metal- legitiman día a día el estúpido placer causado por la obligatoria compra destinada a coger polvo.




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