Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas han otorgado una preocupante medalla de bronce al ultraderechista Front National liderado por Marine Le Pen que, con el 19% de los votos, consigue doblar prácticamente la no menos incómoda marca alcanzada por su padre en 2002.
Al contrario que con el ultraizquierdista líder del Front de Gauche, Jean-Luc Mélenchon, -el principal rival con quien se disputaba ese simbólico tercer puesto-, la autoproclamada "candidata antisistema" logró movilizar el amplio voto oculto que hasta ayer había permanecido invisible en el conjunto de sondeos publicados durante los días previos a los comicios. En este sentido, la candidata que según el sociólogo francés Sylvain Crépon "ha democratizado la xenofobia", ha sabido colocar su populista discurso tanto en las clases obreras que languidecen a causa de la crisis, como entre aquellos jóvenes que, alcanzada la mayoría de edad, han acudido por primera vez a las urnas para ejercer su derecho a voto. Este hecho, unido a la ajustada victoria de François Hollande frente a un Nicolas Sarkozy que aparentemente llegaba a este primer examen con el electorado en sus horas más bajas, ha dejado un sabor agridulce en las filas socialistas, que no deberían dar nada por sentado hasta asegurarse la definitiva conquista del Elíseo el próximo 6 de mayo.
A su favor cuentan con que la incesante crisis económica padecida hasta el momento no ha distinguido entre ideologías a la hora de tumbar gobiernos, de modo que nada garantiza a Sarkozy que a él no le pueda ocurrir lo mismo, convirtiéndose en el presidente de un único mandato incapaz de encabezar la segunda vuelta de la victoria. Poco queda ya de aquellos tiempos retratados en su particular biopic "La conquête". A cambio, siempre nos quedará el recuerdo de unas elecciones marcadas por el progresivo declive de Dominique Strauss-Kahn y los terribles asesinatos de Toulouse. Otra matanza politizada hasta la saciedad en medio de una campaña que en realidad nunca se llegó a interrumpir del todo.
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